Ya es hora de partir
Se aleja de ti aquella que pensaste
sombra sempiterna.
Se aleja sin que te percates
de la sima que,
implacablemente, os distancia.
Inconmovible sonríes;
la certidumbre ofusca tu entendimiento.
Tan irrefutable juzgaste su lealtad
que te abonaste al silencio
y ni una palabra blanca tributaste
a la pasión que languidecía.
Se marcha.
Llueve en su mirada
y las tormentas truenan en sus manos.
En la boca los besos que despreciaste; dormirán eternamente.
Suspira.
Sin volver la mirada, suspira.
Y el aire abrasa el jardín de su pecho.
En el corazón las flechas a dolores se desprenden
dejándolo en carne viva.
El reloj tritura los minutos mientras ella, cada paso más ágil, salmodia al olvido.
A lontananza divisa tímida la luz y una dama, de verde vestida, le muestra el principio del fin; alumbrándole la salida.
Ya es hora de irse...
aunque siempre te lleve en mi corazón.
( Trini Reina)
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