Cada día de lluvia...
salia a buscarla,
incansable esperaba
encontrarla algún día.
Bajo su paraguas negro
a solas soñaba
que de nuevo la encontraba
y la besaba a escondidas ...
Ni el tiempo ni los años le pesaban
su memoria quedó presa
en aquella despedida
solo la lluvia fue cómplice...
y el dolor de aquella partida.
El reloj de los años perdió su arena
y el amor mas grande
seguía vivo en sus vidas...
Pero lo que no sabía...
es que ella tambien... los días de lluvia
salia a buscarlo... como aquel día
y bajo su paraguas susurraba
al compás de lágrimas
su nombre... como dulce melodía...
Y una tarde de lluvia
los dos se encontraron
mecidos por la muerte
que con su amor no podía
y solo la lluvia fue cómplice
de este nuevo encuentro...
...Esta vez... sin despedidas...
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